Uno más de cada verso
Sueños rotos, luces apagadas
se levanta el telón.
Estrellas suicidas, brumas
asesinas acuchillando el alma.
Notas de un violín atormentado,
fugaz recuerdo manchado
de sangre y tinta.
Hojas rasgadas por sombras
del tiempo, una lápida.
Suave matíz del vulgar
amanecer, triste crepitar
del fuego abrasador.
Doradas palabras, tristes
lágrimas y muertas
las rosas.
Posesión insignificante,
una vida corta.
Triste despertar de un pájaro cantor
Bailan las ramas de su árbol,
inmune al tiempo.
Corona de flores apagadas,
marchitas, rotas por el tiempo
y el olvido.
La lápida, de blanquecina pureza,
quebrada de negras
y solitarias noches.
Soledad repleta de ángeles de piedra.
Rubores perdidos en alagadoras páginas.
Cariño sombrío en el rumor del agua.
Hasta siempre, en oro deborado,
el musgo ganando la batalla.
Testigo mudo del tiempo
que pasa, sin la caída
de sus lágrimas.
se levanta el telón.
Estrellas suicidas, brumas
asesinas acuchillando el alma.
Notas de un violín atormentado,
fugaz recuerdo manchado
de sangre y tinta.
Hojas rasgadas por sombras
del tiempo, una lápida.
Suave matíz del vulgar
amanecer, triste crepitar
del fuego abrasador.
Doradas palabras, tristes
lágrimas y muertas
las rosas.
Posesión insignificante,
una vida corta.
Triste despertar de un pájaro cantor
Bailan las ramas de su árbol,
inmune al tiempo.
Corona de flores apagadas,
marchitas, rotas por el tiempo
y el olvido.
La lápida, de blanquecina pureza,
quebrada de negras
y solitarias noches.
Soledad repleta de ángeles de piedra.
Rubores perdidos en alagadoras páginas.
Cariño sombrío en el rumor del agua.
Hasta siempre, en oro deborado,
el musgo ganando la batalla.
Testigo mudo del tiempo
que pasa, sin la caída
de sus lágrimas.
0 comentarios