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Arika

El amor de una mujer
va unido al sabor amargo
de lágrimas rotas.
Va unido al dolor
de verse perdidas las
ilusiones mortecinas.

Perdido en un bosque
de árboles de marchitas hojas,
que arañan el alma y
desgarran tu sombra.

El amor de una mujer
no es más que felicidad efímera
asomada en el quicio de la ventana
al alba, y perderse en el crepúsculo
de una sonrisa endiablada.

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