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Arika

Rima VII (G. A. Bécquer)

Del salón en el ángulo oscuro,
de su dueña tal vez olvidada,
silenciosa y cubierta de polvo
veíase el arpa.

¡Cuánta nota dormía en sus cuerdas
como el pájaro duerme en las ramas,
esperando la mano de nieve
que sabe arrancarlas!

¡Ay! pensé; ¡cuántas veces el genio
así duerme en el fondo del alma,
y una voz, como Lázaro, espera
que le diga: «¡Levántate y anda!».

Rima LIII (G. A. Bécquer)

Volverán las oscuras golondrinas
en tu balcón sus nidos a colgar,
y otra vez con el ala a sus cristales
jugando llamarán.

Pero aquellas que el vuelo refrenaban
tu hermosura y mi dicha a contemplar,
aquellas que aprendieron nuestros nombres...
¡esas... no volverán!.

Volverán las tupidas madreselvas
de tu jardín las tapias a escalar,
y otra vez a la tarde aún más hermosas
sus flores se abrirán.

Pero aquellas, cuajadas de rocío
cuyas gotas mirábamos temblar
y caer como lágrimas del día...
¡esas... no volverán!

Volverán del amor en tus oídos
las palabras ardientes a sonar;
tu corazón de su profundo sueño
tal vez despertará.

Pero mudo y absorto y de rodillas
como se adora a Dios ante su altar,
como yo te he querido...; desengáñate,
¡así... no te querrán!

Luis Cernuda

Donde habite el olvido,
en los vastos jardines sin aurora;
donde yo sólo sea
memoria de una piedra sepultada entre ortigas
sobre la cual el viento escapa a sus insomnios.

Donde mi nombre deje
al cuerpo que designa en brazos de los siglos,
donde el deseo no exista.

En esa gran región donde el amor, ángel terrible,
no esconda como acero
en mi pecho su ala,
sonriendo lleno de gracia aérea mientras crece el tormento.

Allá donde termine este afán que exige un dueño a imagen suya,
sometiendo a otra vida su vida,
sin más horizonte que otros ojos frente a frente.

Donde penas y dichas no sean más que nombres,
cielo y tierra nativos en torno de un recuerdo;
disuelto en niebla, ausencia,
ausencia leve como carne de niño.

Allá, allá lejos;
donde habite el olvido.

Y qué más?

Y qué más?

Ya sé lo que es morir y seguir respirando el aire asfixiante de la celda de mis penas. Ver la sonrisa en los labios pintados de un amor enlazado al viento del tiempo. Ver los ojos iluminados de la mujer enamorada, feliz junto a unos ojos que la miran enamorados también. Y junto al espejo ver mis ojos tristes y melancólicos por un amor que se diluye en la tempestad de mis tormentos. Despertar en lo oscuro de la noche y recordar...Notar las lágrimas caer y aferrarme a la almohada que acoje un grito ahogado. En la soledad, intentar volar hacia el recuerdo, volar hacia tus besos.

Y deseo que sean tus brazos los que de nuevo me abracen pero es tan sólo el deseo de un alma castigada por un corazón perdido.
Pero son el tiempo y la distancia los que me recuerdan lo que te quiero,y lo que encontré a tu lado y he perdido.
Cómo explicar que vivo sin vivir en mí, que muero y sigo estando aquí. Que siendo mi vida lo que más estimo la pierdo y me equivoco al resistir.

Persigo a la muerte y ella hulle de mis dedos, la vida se aferra a mí y da otra oportunidad.
Otros labios deseando los míos, y me besan y me arrancan la sonrisa por recordar. Otras manos son las que me acarician pero el sentimiento de ese corazón me resbala. Me pide amor y me reclama cuerpo y alma.
¿Cómo se puede dar a alguien algo que no te pertenece? Sólo tengo la angustia de verlo sonreir, del dolor de un " sí quiero"; entonces las rosas se deshojarán y los ruiseñores llorarán y se ocultará el sol. La luna saldrá y llorará más el corazón, ella fue compañera de mi dolor. Prisionera de su piel, lágrimas de deshecho.

Y rezando a Dios por un olvido, pero el alma no quiere. Amar, amar tanto. Dulce plegaria es el dolor; sufrir tan mal; vivir para lastimar al corazón y llorarán las rosas. Tan sólo queda llorar mas no hay que llorar, calla al corazón, apaga la luz.¡Silencio!

Vacío (Alma)


Ya solo quedan silencios.
Murmullos del mar bravío.
Sombras,
que se deslizan siniestras
hasta lugares desconocidos.
Montañas púrpuras
rasgadas de olvidos.
El caminar incierto
de un alguien desvalido.
Ya solo queda.....
¡Vacío!

¿Despedida? (Klimta)

Mi corazón
se desviste
en las estaciones del tiempo
la luna
maquilla sus manchas tornasol
las costas
serpentean el carnaval de mis cabellos
incendio de bengalas
mis pupilas
toda yo
fuegos artificiales
que asaltan las estrellas

¡Suelta las algas rebeldes de mi lengua!
¡mírame!
en un dedal de plata
caben todas mis lágrimas
¡bésame!
que veranea el sol en mis párpados
y un par de pecas suelta la noche en mi mirada

¡Sal de tu caverna!
te dejaré en el pecho
un lucero de caramelo
¡suelta las astillas de tu corazón!
dejaré en tus manos
claveles encendidos

Más …
¿Se asoma acaso al balcón del cuerpo una despedida?
si así fuera…
cabalga tú
el caballo azul de las suspiros
el del recuerdo
Cabalgo yo
el caballo azul de los espumas
el del olvido.

Rasgando las sombras

Rasgando las sombras

Rasgando las sombras, perezoso, sediento de luz.
Rasgando las sombras, atrapado por el dolor.
Entre las ruinas de la catedral derruida siglos antes por la ira incontenible de aquel que se hacía llamar Dios. Buscando a tientas, una sonrisa que me llevara de nuevo allí.
Se me había negado la muerte "Vagarás entre las sombras de la discordia, pedirás la muerte, pero se te negará. Tuyo será el reino que tanto ambicionabas", decía; no busco la muerte, tan sólo regresar.
El más puro silencio me rodea, silencio y soledad. Mis alas se quebraron con su última lágrima antes de desaparecer."Mío, siempre serás mío. Aunque ya no esté". El recuerdo de su blanca piel me quema las entrañas.
Negras son mis alas, mi ropa, mi alma. Quebrados están mis recuerdos, dispersos en la niebla del olvido que mis alas dejan atrás. Ya no puedo volar, se me negó la libertad. Pero, ¿Dónde ir si sólo hay sombra?

Rasgando las sombras de mi maldad.Sus ojos verdes me guían en las tinieblas, sus susurro me golpea sin cesar; se esconde entre las ruinas de la sepultada catedral. Súbitamente aparecen por detrás, atrapados en los cristales de luz sepulcral.
Vencer al sueño eterno con la mirada perdida. No es más que lo eterno el causante de tal dolor. Olvidadas quedan ya las sensaciones, el perfume de sus cabellos, el tacto a rosa de su piel. El amor que por ella sentía, olvidado también.
Rasgando las sombras, buscando sin saber qué. "Hallarás la eterna soledad entre las sombras, negras como todo tu ser; no es castigo lo que te impongo sino tu razón, no estás hecho para amar, ángel negro, pagarás mil veces tu traición".

Rasgando sombras con mis pies descalzos, magullando mi alma a cada paso. Las figuras que vigilan desde la oscuridad mi avance hacia ninguna parte; sigilosas, serpentean bajo mis pies; la Pena, la Clemencia y la venenosa Redención.
"Juro ante el vacío del abismo al que me arrojan, que jamás olvidaré el sabor de sus besos, ni el suave roce de sus labios. No olvidaré su dulce rostro ni su aroma mezclándose en mi piel. Niego también la traición de la que se me acusa; pues amor, amor en todas sus formas, tu voz aclama".
Recuerdos fugaces ante mis ojos pasan, su mirada en lágrimas antes de verme caer "Ángel negro" decía "nunca te olvidaré".

No soy más que una rosa que se deshoja, marchito bajo la oscuridad de mi negado amanecer. No soy más que tu siervo más fiel, pues puramente, como proclamas, amé.
De rodillas, bajo tu imagen callada, palpando tu rostro deformado por los horrores del tiempo, recé. "Sé que me escuchas aunque no hable. Fue mi amor esa traición que tanto daño te ha causado. Te vi llorar mientras caía. Te vi llorar de celos, pues yo, tu ángel preferido, el más hermoso, el más perfecto e igual a ti, yo que a tu lado siempre he estado; amé por encima de mí y muy por encima de ti a una de tus hijas que tomé por ángel; ángel tan puro y grácil como San Gabriel. Una hermosura tan perfecta que incluso yo me enamoré. Fueron tus celos de amor al hijo pródigo, lo que te llevaron a tal crimen cometer, que acusaste de traición al más fiel de tus vasallos, y de mis manos arrancaste a mi mujer. Pues te digo ahora, pues sé que me escuchas, que a ella más que amar, adoré; pues hija tuya no era, era hija de la Fe. Mas ahora te digo, que con mi corazón condeno tu ira, pue sin este corazón oscuro que un dios celoso me dio, podré vivir lejos de tus miradas, de tus palabras; y arrancaré con estas manos negras que tu amarga alma atormentada tantas veces adoró como suyas, una a una arrancaré las plumas de mis alas; para ser libre de tu sinrazón. Y ahora Dios atormentado, no supliques mi perdón, bajo los pies de tu figura, dejaré este corazón.Ya tu castigo no sirve, ni tu castigo, ni tu perdón; rezo para decirte, que a ella la quise más que a Vos".

- Cuenta la leyenda que un día, una luz la catedral iluminó y del cielo un hermoso ángel descendió. Una mujer de finos cabellos rubios, blanca piel y dulce mirada verde, bajo una escultura sus alas desplegó.
Mirando al cielo, con un corazón negro en sus manos, se arrodilló. Confusas con las lágrimas sus últimas palabras susurró. Y su dulce corazón blanco, con su espada atravesó.
"Dios que todo lo perdona, perdona a estos corazones que tanto se amaron. Ahora somos libres para amarnos, con nuestra sangre te pedimos perdón; pues dos corazones que se aman tanto, merecen tu compasión.
Nuestros corazones quedarán sepultados, pero el amor no, y nuestros latidos surgirán de nuevo, cuando se condene otro semejante amor".

El tiempo borró la historia, pero no todo se acabó. Pues cuando un amor imposible llora cerca de los dos corazones sepultados, laten al unísono; y en sueños todo se convierte en posible, pues en el mundo de los sueños donde los ángeles residen. Son los sueños los únicos que no pueden ser dominados, viven libres, ajenos a la realidad. En la luz de tus sueños viven los dos ángeles que se amaron tanto; y sin tus sueños no se pueden amar. No te olvides ni de los ángeles ni de los sueños, cada mañana al despertar.

Hoy mi tema va por ella

Hoy mi tema va por ella

Aquella.
La que aparece cada noche.
La que no enseña su cara.

Aquella.
La que nubla mis sentidos.
La que llora cuando ama.

Aquella.
La que sus ojos muestran el dolor.
La que abunda en nuestros corazones.

Aquella.
Que vive y sueña con nosotros cada noche.
Que se despereza entre luces de colores.

Aquella.
Que ve mi alma atrapada en los espejos.
Que grita y calla en lo alto de la torre,
donde anidan mis sentidos.

Aquella.
Que en mi insomnio me acompaña.
Que con lágrimas de amor se emborracha.

Aquella.
La soledad que el tormento desata.
Hoy mi tema va por ella.
La que no tiene nombre y todo el mundo llama.
Hoy mi tema va por ella.
Mi fiel compañera, soledad amarga.

Calderón de la Barca (1600-1681). La vida es sueño.

..."Con cada vez que te veo
nueva admiración me das,
y cuando te miro más
aun más mirarte deseo.
Ojos hidrópicos creo
que mis ojos deben ser;
pues cuando es muerte el beber,
beben más, y desta suerte,
viendo que el ver me da muerte,
estoy muriendo por ver.
Pero véate yo y muera;
que no sé, rendido ya,
si el verte muerte me da,
el no verte qué me diera.
Fuera, más que muerte fiera,
ira, rabia y dolor fuerte;
fuera muerte; desta suerte
su rigor he ponderado,
pues dar vida a un desdichado
es dar a un dichoso muerte."...

Cariátide (Javier Mardel)

(*) Del libro Los Fantasmas, Ed. Dos Líneas, 2005



Esa,
la de la esquina púrpura,
no podía ser una mujer.

Tenía las piernas congeladas,
duras,
como si sangraran aire,
como si fueran invulnerables
al lamento de los niños
y a las heridas de las palabras.

Parecía estar dormida...
(Pero los fantasmas no duermen.)

Parecía querer amar,
amar a alguien o a algo...
(Pero ya nadie sabe de esas cosas.)

Parecía una mujer,
y hasta era ciega y venenosa
como una mujer....
(Pero las mujeres tienen antídoto.)

Esa,
la de ojos color marihuana,
la de alas de relámpago
y navajas en vez de labios,
llevaba en el bolso
los mejores silencios que he escuchado,
las más graves ilusiones que he tenido.

Si mi corazón no fuera parapléjico,
le hubiera amado incompasivamente...
(Pero nos hubiera estorbado.)

Por eso perdí la memoria
y dejé que me dejara después de dejarme
el alma pintarrajeada de labial
y la voz
humedecida por el jugo de su muslos.

Esa,
la que me mató hacia fuera,
calló la noche en todos los idiomas
y modeló la arcilla de la gloria en mis propias manos,

mientras yo ascendía
a sus senos victoriosos
mamando soledad.

Amando en una ausencia (Aritza)

Al padre de mi hija.

Alicia cabello Quezada.
Chile



Un eco constante en mis adentros , decía amarte,
otros tantos ya te habían olvidado.
Desde mis personajes,escogí al prófugo,
abandone tus labios...
se habían vuelto frios y los míos no lograban calentarlos.

Después de tanto, comprendí
que tu me habías dejado,
y el cuerpo que me acompañaba,
no contenía tu alma,
te ame sola...
tu nunca estabas.

31/01/06

Al peso de la letra (Fler)


Una y mil frases pletóricas de ojeriza
Son el resultado de la ignorancia.
Yo, cuántas veces no he marcado
Con mis infames ideas,
Mi vacío mental, mi ausencia de sapiencia.
He hurgado aquello que me está prohibido,
Con las manos sucias de mi poesía,
Por no saber distinguir hasta dónde tengo derecho
De creerme artista.
Y entre esos versos ahítos
De rencor e indiferencia,
No he encontrado algún alivio,
Sólo desesperación y más confusión para mi cabeza.
Mil artistas son también
Autores de obras blasfemas,
Será que alguna vez,
Piensan, antes de aflorar sus ideas,
Lo mismo a que me incita a veces mi conciencia.

09/02/06

A ti que vives en mi (Valeria Valoska)

Lo trivial se convirtió
en necesidad fundamental
tan lejos el uno del otro
sintiéndonos tan cerca

Un beso robado en la arena
el amor danzando a nuestro lado
mágica unión de cuerpos y almas
en la playa de nuestras vidas

El tiempo hoy nos observa
no escribo más en tu piel
nos recuerdan hasta las nubes
mansas olas de silencio nos cubren

Me amas en sueños
despierto deseando verte
perderme en tus ojos verdes
como siempre...como antes

Por qué es tan díficil olvidarte?

Para tí que vives en mi...

El viajero

Está en la sala familiar, sombría,
y entre nosotros, el querido hermano
que en el sueño infantil de un claro día
vimos partir hacia un país lejano.
Hoy tiene ya las sienes plateadas,
un gris mechón sobre la angosta frente;
y la fría inquietud de sus miradas
revela un alma casi toda ausente.
Deshójanse las copas otoñales
del parque mustio y viejo.
La tarde, tras los húmedos cristales,
se pinta, y en el fondo del espejo.
El rostro del hermano se ilumina
suavemente. ¿Floridos desengaños
dorados por la tarde que declina?
¿Ansias de vida nueva en nuevos años?
¿Lamentará la juventud perdida?
Lejos quedó - la pobre loba - muerta.
¿Lablanca juventud nunca vivida
teme, que ha de cantar ante su puerta?
¿Sonríe el sol de oro
de la tierra de un sueño no encontrada;
y ve su nave hender el bar sonoro,
de viento y luz la blanca vela hinchada?
Él ha visto las hojas otoñales,
amarillas, rodar, las olorosas
ramas del eucalipto, los rosales
que enseñan otra vez sus blancas rosas...
Y este dolor que añora o desconfía
el temblor de una lágrima reprime,
y un resto de viril hipocresía
en el semblante pálido se imprime.
Serio retrato en la pared clarea
todavía. Nosotros divagamos.
En la tristeza del hogar golpea
el tictac del reloj. Todos callamos.

Muerte en vida

Muerte en vida

La vida rodeada de la muerte.
El sol muere cada noche para volver a florecer al alba. En el mismo instante en el que la vida crea, la muerte se lleva algo en su regazo.
Hoy la vida creó la ilusión de sentir de nuevo tus besos y la muerte se llevó consigo el latir de un corazón. Desventuras de la ignorancia.
La vida crea y se destruye por sí misma.
Muerte y vida son la misma cosa; vivo porque respiro, pero estoy muriendo en mi deseo de vivir contigo.

A la Poesía (21 de marzo--Día de la poesía)

A la Poesía (21 de marzo--Día de la poesía)

Un día para tí
¡Oh,dulce armonía!
Síntesis del alma,
suave melodía.

Son tus palabras mis besos
son tus rimas mis latidos.
Está mi alma en tus versos,
el amor por tí ha nacido.

Muestra el poeta el corazón,
muestras sus sentimientos;
siente en cada palabra
ama en cada verso.

Un día para tí
¡Oh amada poesía!
siempre estarás ahí.
Duerme el alma mía.

Qué soy yo más que una burda sombra de lo que quiero ser.
Tan sólo soy aquello que quieren que sea. Ser yo misma es un oscuro intento de engañarme a mí misma. No es más que un deseo de algo en mí. Una personalidad maneable que se amolda a mi camaleónica vida, cambiando de color con la luz del sol. No soy más que un espejo en la pared, que refleja aquello que la gente quiere ver en él.

No soy sino un rayo de luz mirado tras un cristal. Toda expresión de mí misma queda ahogada en decepción dando incertidumbre a mi futuro.

Sólo soy aquello que fui y que seré, para no quedar nada, un fluido recuerdo de mis intentos por ser algo. Dejar mi otra mitad para los sueños, transcurriendo mi alma entre dos espacios.

Al morir, las dos al mismo tiempo, en el vacío abismo de mi negación a ser.

Paloma blanca

Paloma blanca

Dime paloma blanca
por qué no quiere mis besos.
Dime paloma blanca
dime lo que le he hecho.
Yo sólo sé que quiero
tenerle entre mis brazos
y aunque sé que no puedo
yo quiero seguir soñando.
Y dime paloma blanca
si puedo borrar el miedo.
Dime paloma blanca
si navego en un recuerdo

¿Cuánto tiempo?

¿Cuánto tiempo?

¿Durante cuánto tiempo puede existir una montaña hasta que se hunda en el mar?
¿Durante cuánto tiempo puede existir uno mismo hasta que se le permita ser libre?
La respuesta, amor mío, flota en el aire.
¿Cuánto tiempo he de amarte para que mi amor sea correspondido?
¿Durante cuánto tiempo he de vivir sin tu amor?
No lo sé, amor mío, explícamelo tú.
¿Durante cuánto tiempo el mar es mar y no aire?
¿Durante cuánto tiempo he de llorarte cada noche?
Explícamelo,amor mío, de día.
¿Durante cuánto tiempo he de soñarte para que algún día se hagan realidad mis sueños?
¿Durante cuánto tiempo he de esperarte para que no llegues nunca?
La repuesta amor mío, sólo tú la sabes.
¿Durante cuánto tiempo, cuánto tiempo, he de consolarme?

Sobre el poder del tiempo (José Cadalso)

Sobre el poder del tiempo (José Cadalso)

Todo lo muda el tiempo, Filis mía,
todo cede al rigor de sus guadañas;
ya transforma los valles en montañas,
ya pone un campo donde un mar había.

El muda en noche opaca el claro día,
en fábulas pueriles las hazañas,
alcázares soberbios en cabañas,
y el juvenil ardor en vejez fría.

Doma el tiempo al caballo desbocado,
detiene al mar y viento enfurecido,
postra al león y rinde al bravo toro.

Sola una cosa al tiempo denodado
ni cederá, ni cede, ni ha cedido,
y es el constante amor con que te adoro.